Con la proximidad de la
llegada del verano y por petición popular, os ofrecemos un artículo destinado a
evitar que nuestros perros sufran un golpe de calor durante la calurosa época
estival. Esperamos que os sirva de ayuda y así evitemos que nuestros peludos
sufran estos percances, que les podrían ocasionar la muerte.
El golpe de calor es un
colapso debido a una repentina elevación de la temperatura corporal del perro.
Puede resultar mortal para el perro y uno de los lugares donde se registra con
mayor frecuencia es el interior del vehículo, durante el verano.
Los golpes de calor son más
habituales cuando el animal se queda solo dentro del coche. Por ello, es fundamental
evitar dejar al animal sin compañía en el interior del automóvil, aunque esté
aparcado a la sombra y tenga alguna ventanilla abierta.
No es extraño que aparquemos
el coche a la sombra, pero que al rato le dé el sol. Si el perro se encuentra
en el interior de un automóvil estacionado al sol en verano, el vehículo puede
convertirse en una trampa mortal para el animal, ya que en pocos minutos
alcanzará una temperatura altísima.
El vehículo en verano se
convierte en un receptáculo que almacena y retiene el calor con mucha
facilidad. La chapa es un material que mantiene la temperatura, sobre todo,
cuando el coche está parado. Un vehículo estacionado al sol en verano puede
superar los 80ºC.
Precauciones para estancias cortas del can en el vehículo
Si no queda más remedio que
dejar unos minutos al perro en el coche, hay que cerciorarse de estacionar el
vehículo en una zona donde sea seguro que permanecerá a la sombra, como debajo
de un porche.
También es importante dejar
las cuatro ventanillas entreabiertas y contar con un recipiente con agua en el
coche, mientras que los viajes largos en automóvil requieren de paradas para
descansar, al menos cada dos horas o cada 200 kilómetros. Estos descansos son
adecuados para ofrecer al perro la posibilidad de pasear y de que beba agua
fresca en abundancia. De esta manera, conseguiremos que el animal viaje
hidratado, más relajado y, sobre todo, evitaremos los peligrosos golpes de
calor en el coche.
Un perro tiene una temperatura
de 39ºC en condiciones normales, así como menos facilidad que las personas para
refrigerarse porque no suda. Por este motivo, un coche cuya temperatura sea muy
elevada supone para el animal un importante factor de riesgo, ya que no es
extraño que pueda sufrir un golpe de calor. Esto explica que la
ventilación en el coche sea fundamental para conseguir que la temperatura no
suba más de lo que es recomendable para la salud de la mascota. Es adecuado
poner en funcionamiento el climatizador (o aire acondicionado) en el vehículo,
a una temperatura que no sea demasiado baja. Alcanzar 24ºC o 25ºC es suficiente
para que los ocupantes del coche, incluido el perro, viajen frescos en verano. Los cambios bruscos de
temperatura no son apropiados para el perro: si en el interior del vehículo la
temperatura ronda los 19ºC y en el exterior alcanza los 40ºC, el contraste será
demasiado pronunciado y el perro podría resfriarse. En ausencia de climatización,
mantener las ventanillas bajadas ayuda a que el coche no alcance una
temperatura suficiente como para provocar un golpe de calor en el perro. El
aire ayudará a que el perro no se maree. Sin embargo, no es recomendable que el
can se asome por la ventanilla, ya que puede haber riesgo de que se golpee o de
que algún objeto se introduzca en sus ojos.
Según los veterinarios, el
perro que viaja en coche asomado por la ventanilla, además, corre el riesgo de
contraer conjuntivitis y otitis. Los especialistas aconsejan que viaje en el
coche dentro de un trasportín para perros porque, de esta manera, el animal no
se mareará y viajará más tranquilo.
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